JAS.- La Junta ha "resucitado" el proyecto de zona regable del Corbones que en los municipios afectados inicialmente -Marchena y Puebla de Cazalla- se tenía por olvidado, tras la aprobación por el último Consejo de Gobierno de una ayuda de 6.2 millones de euros por parte de la Consejería de Agricultura y Pesca.
Finalmente, la zona regable del Corbones afectaría a unas 2000 hectáreas -hoy dedicadas a olivar- e incluiría además de los antes mencionados municipios, a Osuna y Morón de la Frontera, cuyos términos municipales lindan con el pantano y el río, aunque la mayor parte del cauce transcurre por Marchena y Puebla de Cazalla.
La puesta en marcha de la zona regable incluye la construcción de una gran infraestrcutura de riego, como tres balsas de acumulación de aguas invernales, estaciones de filtrado y fertirrigación, y la instalación de contadores generales y de redes de distribución y eléctrica. Las aguas utilizadas en el proyecto procederán de una concesión que permite recoger los recursos sobrantes del invierno desde el 15 de septiembre al 15 de abril para poder emplearlos cuando las necesidades del cultivo lo requieran.
El anuncio de la aprobación de éstas ayudas ha pillado por sorpresa a los municipios implicados. A los considerados pioneros, -en Marchena se lleva hablando de este asunto desde 1932- porque en los últimos meses no se ha producido ninguna reunión, ni asamblea informativa para los agricultores, como en otras ocasiones, aunque resultasen estériles, y a los nuevos, como Osuna y Morón, precisamente por la novedad de incluirlos, cuando hasta ahora nunca se había barajado ésta posibilidad. Si escasa es la vinculación de Osuna con el río, justificada con la presencia en su término del pantano, Morón no tiene apenas ninguna vinculación histórica con el mismo. Además, los ayuntamientos, saliendo del fin del periodo vacacional tampoco han reaccionado hasta el momento: Marchena está viviendo su feria, igual que La Puebla la próxima semana.
Un proyecto histórico
Una constante en este proyecto es que se ha hablado siempre de él ante la cercanía de elecciones municipales y que ha hecho correr ríos de tinta en la prensa. Si bien el proyecto data de la década de los años 30, es tras la construcción del pantano en 1991 con un coste de 3000 millones de pesetas, y su posterior falta de uso, lo que reactivó las propuestas en plenos para usar este agua. El pantano del Corbones tiene una capacidad de 87 hectómetros cúbicos, que hasta el momento y aunque parezca increíble no se ha usado, únicamente para la autoregulación de la cuenca del Guadalquivir. Posteriormente se estudió la posibilidad de usarlo para riego, pero luego se desechó esta idea. En 1998 los ayuntamiento de Marchena y Puebla de Cazalla organizan asambleas para informar y convencer a los agricultores de las bondades de la puesta en marcha de la zona regable, pero muchas se niegan por el alto coste de las aportaciones a realizar.
En el 2000 y después de mas de 10 años de vida del pantano, Marchena y Puebla de Cazalla intentan reactivar de nuevo el proyecto aprobando en los plenos una moción pidiendo a la Junta y a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir su puesta en marcha. Entonces, la Junta ya dio su visto bueno pero hasta ahora no se ha aprobado el proyecto. El decreto de zona regable aprobado por la Junta en 1989 incluyó 3800 hectáreas, que luego quedaron reducidas a las 2000 actuales, en otras zonas.
Hasta el momento ni la Junta ni los Ayuntamientos han anunciado que zonas serán finalmente afectadas y cuánto costaría a los agricultores la puesta en riego ni como se salvarán los principales obstáculos técnicos como la salinidad del agua.
Finalmente, la zona regable del Corbones afectaría a unas 2000 hectáreas -hoy dedicadas a olivar- e incluiría además de los antes mencionados municipios, a Osuna y Morón de la Frontera, cuyos términos municipales lindan con el pantano y el río, aunque la mayor parte del cauce transcurre por Marchena y Puebla de Cazalla.
La puesta en marcha de la zona regable incluye la construcción de una gran infraestrcutura de riego, como tres balsas de acumulación de aguas invernales, estaciones de filtrado y fertirrigación, y la instalación de contadores generales y de redes de distribución y eléctrica. Las aguas utilizadas en el proyecto procederán de una concesión que permite recoger los recursos sobrantes del invierno desde el 15 de septiembre al 15 de abril para poder emplearlos cuando las necesidades del cultivo lo requieran.
El anuncio de la aprobación de éstas ayudas ha pillado por sorpresa a los municipios implicados. A los considerados pioneros, -en Marchena se lleva hablando de este asunto desde 1932- porque en los últimos meses no se ha producido ninguna reunión, ni asamblea informativa para los agricultores, como en otras ocasiones, aunque resultasen estériles, y a los nuevos, como Osuna y Morón, precisamente por la novedad de incluirlos, cuando hasta ahora nunca se había barajado ésta posibilidad. Si escasa es la vinculación de Osuna con el río, justificada con la presencia en su término del pantano, Morón no tiene apenas ninguna vinculación histórica con el mismo. Además, los ayuntamientos, saliendo del fin del periodo vacacional tampoco han reaccionado hasta el momento: Marchena está viviendo su feria, igual que La Puebla la próxima semana.
Un proyecto histórico
Una constante en este proyecto es que se ha hablado siempre de él ante la cercanía de elecciones municipales y que ha hecho correr ríos de tinta en la prensa. Si bien el proyecto data de la década de los años 30, es tras la construcción del pantano en 1991 con un coste de 3000 millones de pesetas, y su posterior falta de uso, lo que reactivó las propuestas en plenos para usar este agua. El pantano del Corbones tiene una capacidad de 87 hectómetros cúbicos, que hasta el momento y aunque parezca increíble no se ha usado, únicamente para la autoregulación de la cuenca del Guadalquivir. Posteriormente se estudió la posibilidad de usarlo para riego, pero luego se desechó esta idea. En 1998 los ayuntamiento de Marchena y Puebla de Cazalla organizan asambleas para informar y convencer a los agricultores de las bondades de la puesta en marcha de la zona regable, pero muchas se niegan por el alto coste de las aportaciones a realizar.
En el 2000 y después de mas de 10 años de vida del pantano, Marchena y Puebla de Cazalla intentan reactivar de nuevo el proyecto aprobando en los plenos una moción pidiendo a la Junta y a la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir su puesta en marcha. Entonces, la Junta ya dio su visto bueno pero hasta ahora no se ha aprobado el proyecto. El decreto de zona regable aprobado por la Junta en 1989 incluyó 3800 hectáreas, que luego quedaron reducidas a las 2000 actuales, en otras zonas.
Hasta el momento ni la Junta ni los Ayuntamientos han anunciado que zonas serán finalmente afectadas y cuánto costaría a los agricultores la puesta en riego ni como se salvarán los principales obstáculos técnicos como la salinidad del agua.