LA IMAGEN DEL DIA. "Se vende antiguo Palacio de los Duques de Arcos"

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OPINION: José Antonio Suárez.
"Se vende antiguo Palacio de los Duques de Arcos". Así reza un cartel publicitario colocado en una pequeña vivienda que conserva dos ventanas en parte de lo que fue la fachada principal del Palacio de los Duques de Arcos junto al tiro de Santa María.

Fruto del boom inmobiliario, de un afán por llamar la atención -quizá de una broma o un malentendido- evidentemente, no se está ofreciendo un antiguo palacio sino una moderna vivienda hecha en una minúscula parte de lo que fue el palacio.
Sin embargo, la imagen es una metáfora de los tiempos que vivimos: se confunde valor y precio. El afán constructivo que vivimos está afectando a recursos naturales, históricos y artísticos.
Recursos cuya naturaleza y caracteristicas no pueden ni deben ser comparados, ni puestos al mismo nivel que el resto de los bienes de consumo cotidianos, por muy preciada que sea hoy en día la vivienda. Recursos que están por encima de las actuales circunstancias y cuyo uso y disfrute futuro dependerán de lo que hoy hagamos con ellos. Recursos para los cuales existen unas leyes, unas normas de protección que deben salvaguardar las autoridades, en este caso locales, y que si no lo hacen, -en muchos casos cotidianos estamos viendo que no lo están haciendo- deben ser los ciudadanos los que opinemos y le hagamos ver claras las cosas exigiendole una conservación que lejos de ser una realidad cotidiana, no deja de ser una lejana promesa oculta por las diarias prácticas.

Hoy día hay partes de nuestro patrimonio histórico y por lo tanto común, que si no es por la presión ciudadana, van a ser destruidos, reestructurados o vendidos con la complicidad de unas autoridades que lejos de cumplir su cometido, miran para otro lado, fomentando un urbanismo sin sentido, sin medida y sin control, pero eso si con grandes beneficios para las arcas municipales. El urbanismo supone gran parte de los beneficios municipales. Sin embargo, ¿donde está la delicada linea, el inestable equilibrio entre conservación, desarollo, progreso y respeto?.
Hace varias décadas que el desarrollismo dejó claro que no todo vale.

Sin embargo, hoy vivimos una época peor aun que el desarrollismo franquista, pues los fondos son más abundantes, las promotores de viviendas y los atropellos a los recursos comunes -naturales e históricos son cada vez mayores y cada vez mas evidentes, la cultura y la concienciación es mayor que entonces, pero la respuesta ciudadana es la misma: ninguna. Ni asociaciones, ni colectivos, ni grupos de ninguna ideología estan haciendo valer el derecho que nos asiste a los ciudadanos a vivir en un entorno respetuoso con los tiempos y las tradiciones de nuestros antepasados. Una tradición que en otras ocasiones sí se hace valer, cuando no implica ninguna toma de postura concreta. Todo, mientras demagógicamente se coloca al pasado, a la historia y a la naturaleza en el centro del turismo. ¿Como vamos a hacer valer nuestros recursos patrimoniales y naturales si dejamos que lenta pero inexorablemente se vayan destruyendo?.

En el fondo de este debate existe un modelo de urbanismo, que es un modelo de ciudad. Sobre qué Marchena queremos. Planes, promesas, palabras que se lleva el viento: la realidad es que dia tras día asistimos a hechos que atentan contra el patrimonio. Esto sí es un modelo de ciudad: el modelo de los hechos consumados, el modelo que tenemos, el que vemos cada día levantarse obstinada frente a promesas y grandes proyectos conservacionistas que uno tras otro estamos viendo cómo se las lleva el viento.

Si ayer fue una urbanización sobre restos arqueologicos con posibles daños, actuaciones irregulares sobre la zona arqueologica de Santa María, anteayer fue la destrucción y posterior reconstrucción de un claustro dominicio o de un convento jesuita, la destrucción del claustro de Santa Clara, de casas palacio, de palacios y murallas. Hoy nos encontramos con que se va a urbanizar toda una nueva zona paralela al ferrocarril sin saber siquiera qué restos puede haber en el subsuelo, y como se va a afectar a las murallas.

Y lo que es peor aun, sin tener un proyecto urbanistico de cómo se pretende recuperar una zona degradada como "El parque" y "La corte", qué se pretende hacer allí, cómo se va a dar solucion a la degradación urbanística y social que durante siglos ha degradado la zona, hoy afectada por desafíos como una nueva vía ferroviaria. Muchos creemos que estamos ante una oportunidad histórica de dar solución a una zona degradada durante siglos si se hace de forma seria y responsable, donde esta vez el "todo vale" no nos vale.

Una reordenación urbanística de calado que puede demostrar nuevamente cual es el modelo de ciudad hacia el que vamos: un proyecto moderno, que mire al futuro y sea respetuosa con el pasado, o un modelo de ausencia de planificación que no satisfaga a nadie mas que a los legítimos beneficios economicos: todo vale. Día tras día el urbanismo desmedido da muestras de estar agotado: Marbella, Camas. Frente a él, hay un modelo sostenible y equilibrado que es ejemplar y unánimemente elogiado: Carmona. ¿A quien nos queremos parecer?. En nuestras manos está elegirlo.

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