La tan traida y llevada dimisión de Luis Jimenez, cuando se produzca va a ser de todo, menos inesperada. Tantas son las señales y las muestras evidentes de que el alcalde ha tomado la decisión de irse que ya nadie se pregunta si se va o no, sino cuando lo hará y quien le sustituirá.
Verdaderamente da la impresion de que si el Alcalde se hace de rogar tanto no es porque no lo tenga claro, sino porque no quiere darle gusto a los muchos marcheneros que no están de acuerdo con su gestión y que piensan que no ha estado a la altura de las circunstancias y de la institución. Muchos ven su marcha una confirmación del fracaso de Jimenez en su aventura política. Hay quien piensa que ha perdido -sobre todo en imagen- mucho mas que haya podido ganar. Disquisiciones y opiniones personales que no conducen a nada.
Sin embargo, a nivel institucional esta situación no es buena para el Ayuntamiento de Marchena por varios motivos. En primer lugar porque añade un nuevo elemento de incertidumbre a esta ya de por sí desconcertante legislatura que en todos los niveles está siendo de transición a una nueva etapa que comenzará tras los próximos comicios locales. Un nuevo elemento de incertidumbre que se une a la perdida de la mayoría, las expectativas electorales negativas para su partido, la falta de presupuestos municipales que entorpece grandemente la vida del Consistorio, una creciente oposición ciudadana e incluso dentro del Ayuntamiento, etc, etc, etc.....
El Alcalde es, a todos los niveles, la máxima representación institucional del Consistorio. Su continuidad, o no, puede suponer el fin de todo un proyecto politico. Por eso otras instituciones pueden estar viendo esta situación actual como transitoria, y en consecuencia, podría afectar a inversiones y aproyectos futuros. Es decir, que esta situación transitoria puede afectar negativamente a los ciudadanos.
Por eso, toda decisión en un sentido o en otro, que se base en motivos o razones personalistas, y que no se base en razones argumentadas y arropadas por una coherencia politica, mucho me temo que podrán ser consideradas como poco legitimas e inadecuadas a una instituación democrática. Es más, cualquier consideración personal, que pese más, a la hora de tomar una decisión de este tipo, deben ser consideradas como razones menores o espúreas.
Las personas se deben y sirven a las instituciones, y no al revés. Evidentemente que las personas no son máquinas y que tienen su motivaciones y sus razones de peso. Es claro que la presión y el desgaste que ha debido sufrir el primer edil en estos últimos años, ha sido más fuerte de lo habitual. Aunque no ha sido distinta de otro Ayuntamiento, en donde finaliza una era de mayoría absoluta y se inicia un auge de los partidos de oposición, cuando no de alternancia y cambio.
Por eso yo me pregunto en muchas ocasiones si Jimenez -hombre de radio y de imagen- sabía a lo que iba cuando se presentaba como Alcalde. Si sabía que iba a tener una contestación y oposición tan fuerte, o pensaría que todo iba a ser como en la era Moraza, alcalde incontestado y lider antes indiscutido y carismático -muy a su pesar-. Quizá Jimenez pensaba que las decisiones de un Alcalde deben ser acatadas por el simple principio de autoridad, y no porque en ellas exista un cierta coherencia, logica y justicia social.
Aqui hemos visto que la autoridad de un Alcalde no se gana con el simple hecho de empuñar un bastón de mando. Debe ejercer su cargo con equidad y justicia social, si no, pierde legitimidad a los ojos de los ciudadanos. Actualmente este Alcalde cuenta con escasa autoridad moral, en mi opinión. ¿Que razones han sido las que han socavado su autoridad?. Primero y fundamentalmente sus decisiones arbitrarias, -errores mantenidos en publico pese a la general oposición ciudadana, falta de sintonía con el electorado, imagen publica ya deteriorada antes de llegar al cargo- constantes cambios en cuestiones de interés público, sus ganas de agradar a todo el mundo sin agradar a nadie, su pose y su falta de verdad poíitica, la ausencia de un proyecto claro. En resumidas cuentas una clara debilidad politica.
Luego ha habido elementos de su partido que constantemente han cuestionado, en público y en privado su autoridad, y han mostrado que algunos sectores no le apoyaban. Además Villalobos ha ejercido indiscutiblemente como Alcalde en la sombra, y esto es lo peor que le puede pasar a la autoridad de un Alcalde.
Todo esto ha dejado a la oposición el terreno libre a la crítica para socavar su gestión y la idea en la mente del marchenero, de que su acción obedece más a una serie de motivaciones personales, que de servicio público. Asi que cuando Luis Jimenez diga adiós definitivamente estaremos asistiendo a una despedida anunciada por él mismo desde hace meses. Verdaderamente la forma de despedirse tampoco le hace ningun honor: o te vas o te quedas, pero primero si, luego no, y en medio depende, es de todo menos digno y define una gestión titubeante y gris desde el prinicipio.
Sin embargo, hay que decir muy claro que solo el tiempo podrá juzgar esta figura, que también tuvo luces y logros. Por una lado la regularización hacia conceptos mas racionales de los servicios públicos municipales, entre ellos los servicios sociales, y una mayor atención que Moraza hacia la Cultura y al diálogo.
Deseamos a Luis Jimenez ciudadano de a pié, gran maestro y gran hombre de radio, lo mejor en su vuelta a la vida alejada de los ajetreos propios de la política, y una vida mucho mas placentera y relajada de lo que ha llevado hasta ahora, y una reflexión: una persona que discrepa contigo, no tiene porque ser tu enemigo. Incluso puede ser alguien cercano.
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