OPINION: JOVENES VALORES

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La presencia de jovenes en los partidos politicos en ocasiones da la impresion que obedece únicamente a cuestiones de cuotas, o de porcentajes, -al igual que la mujer-, es decir, más que un convencimiento hay una necesidad de cumplir unas normas. Pero los jóvenes, -en otra ocasión nos referiremos a la mujer- en cualquier institución, son algo más que una cuota. Son la garantía de continudad, el futuro, y esto no es una frase hecha y mucho menos en unas instituciones como los partidos politicos, que tan escasos están de personal que aporte ideas y frescura.

Aunque oficialmente, ya parece que la vieja guardia, aquella que tomó el poder tras el franquismo, se ha retirado, les gusta seguir manejando los hilos desde la trastienda, en todos los partidos. Cierto es que Marchena tiene un reconocimiento pendiente con la generación de la transición. De acuerdo, que cumplieron una función importantísima de recuperar la normalidad democrática tras el franquismo, -a nivel local, con muchos menos sacrificios que a nivel nacional, en algunos casos con sacrificios minimos, y con una recompensa máxima: poder absoluto durante 25 años-, pero es evidente que esa generación que lo ha tenido todo ya ha cumplido su papel. Poco a poco va retirándose, algunos se aferran de manera ciega mas que otros al poder.

Algunos argumentan que son demasiado jovenes y que tienen demasiada experiencia como para
retirarse, pero esta claro que eternizarse no es ni lo justo ni lo democrático y que hay montones de campos para trabajar por Marchena, fuera de las instituciones. Vemos como decrece la educación, los valores democraticos, el patrimonio se destruye - ahi hay un campo enorme para trabajar creando asociaciones y colectivos-.

Es injusto que la generación de la transición se eternice sobre todo cuando hay cantidad de gente joven, capaz, preparada y dispuesta a tomar el relevo y que merece algo mas que una cuota o cargos digamos de compromiso. Y es aqui donde aparece la generación nacida en los setenta, entre los cuales me incluyo. No vivimos el franquismo, ni hemos conocido otros alcaldes que los socialistas en Marchena.

Me quito el sombrero ante los jovenes de cualquier partido politico que tal y como esta el patio se atreven a defender aquello en lo que creen a pesar de que van a heredar en sus respectivos partidos, una situación mas o menos conflictiva, de la que no son responsables. A ellos corresponde el trabajo duro y a otros las glorias: devolver la ilusión al electorado descreido y desmotivado a causa de errores pasados, mientras la vieja guardia los mira con recelo.

Especialmente complicado lo tienen los jóvenes socialistas que han tomado las riendas del partido recientemente y que tienen que llevar la barca a buen puerto en medio de la tormenta. Hay que pedirle a la vieja guardia que no se conservadores, que se ariesguen y que apuesten fuerte por los jovenes, que dejen trabajar de verdad a los jóvenes, que no les mediaticen ni les miren con ojos paternalistas ni los usen como moneda de cambio en trifulcas personalistas: ellos ya tienen el conocimiento suficiente y pueden hacer ese trabajo. Tienen por delante un trabajo ingente: conectar al partido con los nuevos votantes.

A mi me sorprende muchísimo cuando en el PSOE dicen es que no hay nadie más.....¿Como que no hay nadie?. Sera que no lo véis. Hay toda una nueva oleada de aire fresco, toda una nueva generación de gente. Lo que pasa es que hay que saber ver cuales son sus cualidades y cuales sus capacidades reales y hay que saber entender otro lenguaje que el lenguaje del poder. No se les puede ver en función de los intereses personales de tal o cual cargo, ni perdiles que esten siempre a la sombra de los mayores. Hay que dejarlos que sean ellos mismo, que tengan una personalidad fuerte y que discrepen si es necesario, siempre que se impliquen en un proyecto y lo lleven hacia el futuro. Lo contrario es obligar a que sus partidos se extingan con ellos.

Tienen que reconocer y asumir de forma clara, aunque tranquila, que la generación de la transición ya es historia.

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